El objetivo principal de cualquier empresa, además de ser rentable económicamente, es crecer lo máximo posible en su sector. Llegar a convertirse en una empresa referente no solo en el sector, sino en un modelo de negocio único que tomar como ejemplo de actividad empresarial por cualquier empresa e indistintamente de su sector, es una meta a la que muchas compañías aspiran.

Esto que, a priori suena como algo ideal, no es nada fácil de lograr y requiere de un importante esfuerzo y continuidad en el tiempo, por conocer y saber cómo es el posicionamiento de la marca en el mercado, qué hacen nuestros competidores, qué factores hacen o no que nuestra empresa sea más atractiva, etc. Todo ello, con el objetivo de corroborar que nos encontramos en el camino correcto y que estamos por encima de los cánones exigidos por el mercado.

¿Cómo se logra esto? Existe una herramienta muy útil para comprobarlo: el estudio de la competitividad externa. Una cuestión que debe entenderse y comprenderse de forma correcta. De lo contrario, dedicaremos un enorme esfuerzo y lograremos un nulo resultado.

¿Qué es un estudio de competitividad externa?

El estudio de competitividad externa realiza un análisis comparativo respecto a la competencia en base a una serie de aspectos como pueden ser: condiciones laborales, retribución económica, riesgos laborales, política de recursos humanos…

Se realiza principalmente para saber cómo de adecuado o no es el funcionamiento de nuestra empresa en relación con los criterios actuales de mercado y competencia. También nos permite evaluar el grado de eficiencia de nuestra organización para una mejor toma de decisiones.

Es importante tener claro si estamos dentro de mercado, por debajo o por encima de las exigencias actuales. Esto implica que, en un entorno tan cambiante para las empresas y cada vez más digitalizado, estos estudios deban realizarse de forma periódica.

Aspectos que se analizan en un estudio de competitividad externa

Cuando una empresa realiza un estudio de competitividad externa busca evaluar diferentes aspectos relativos a su funcionamiento interno. La mejor forma de hacerlo es estudiar nuestra empresa en comparación con las condiciones actuales de mercado, exigencias laborales y competencia de nuestro sector. Pero, ¿qué se analiza exactamente en un estudio de competitividad externa? Se pueden englobar muchos aspectos, pero algunos de los más importantes son:

  • Retribución económica

En este apartado se realiza un estudio detallado de la situación actual de mercado en cuanto a salario percibido por empleados de nuestro ámbito de actividad empresarial, teniendo en cuenta los mínimos legales, lo demandando actualmente por las personas, lo que hace nuestra competencia, el cargo ocupado y responsabilidades, etc. Se trata de establecer un tramo adecuado retributivo que nos ayude a atraer y retener el talento en nuestra empresa. Nos referimos al aspecto puramente cuantitativo y económico.

  • Condiciones laborales

Aquí nos ocuparemos de estudiar otros aspectos de tipo cualitativos y que pueden ser ofrecidos a los trabajadores como argumento para la captación y retención. Es un aspecto importante, ya que puede influir mucho en el estado de ánimo de los empleados. Si estos se sienten cómodos trabajando en la empresa pueden mejorar su productividad. Algunos puntos: flexibilidad, conciliación laboral, métodos híbridos de trabajo, seguros sociales, etc.

  • Política de RRHH

Debemos plantearnos cómo trabaja nuestra empresa las diferentes políticas de recursos humanos con respecto a lo esperado por empleados y teniendo en cuenta aquello que también hace nuestra competencia.

  • Riesgos Laborales

Además de contar con unas buenas condiciones laborales y una buena retribución, el trabajador también necesita sentirse seguro en su puesto de trabajo. Después de la situación generada por la crisis sanitaria, es un hecho que este punto se ha consagrado y ha adquirido más importancia de lo que tendría con anterioridad para determinadas empresas.

¿Qué utilidad tiene un estudio de competitividad externa?

Realizar un estudio de competitividad externa puede reportar muchos beneficios a nuestra empresa. Entre los más destacados e importantes están:

  • Mejorar nuestro posicionamiento en el mercado: si mejoramos nuestro funcionamiento interno, podremos mejorar nuestra productividad. Por tanto, será posible favorecer el posicionamiento de la marca con respecto a nuestros competidores.
  • Incrementar la motivación de nuestros empleados: el hecho de que las personas que forman parte de la empresa se sientan cómodas, influirá directamente en su fidelidad y bienestar. Esto también puede derivar en una mejora de rendimiento.
  • Atraer a nuevos trabajadores: las empresas que funcionan de forma ejemplar se establecen como una opción más interesante para aquellas personas que se encuentran en proceso de búsqueda de empleo.
  • Favorecer la imagen de marca: nuestra imagen mejorará si nuestra empresa funciona de forma correcta. Una mejora de la imagen puede desembocar en un aumento de las ventas.
  • Aumentar las ventas: Si tenemos un buen posicionamiento en el mercado, una buena imagen y nuestros trabajadores son productivos, aumentaremos nuestras ventas.

La suma de todos estos beneficios da como resultado final el crecimiento de la empresa. De esta forma, podemos situarnos por encima de nuestros competidores y estaremos más cerca de poder ser la empresa de referencia en el sector.

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